ENFERMEDADES DE MAIZ
El maíz en los ambientes tropicales es atacado por un gran número de
patógenos que causan importantes daños económicos a su producción. La
monografía de Wellman (1972) Tropical American plant diseases informa sobre 130 enfermedades que afectan al maíz en los trópicos, comparadas con 85 que ocurren en los ambientes templados.
El clima húmedo y cálido bajo el que crece gran parte del maíz en los
trópicos es sin duda favorable al crecimiento y a la difusión de los
patógenos causantes de las enfermedades. Sin embargo, el maíz se cultiva
en una gran diver-sidad de ambientes en las zonas tropicales; por
ejemplo, en las tierras altas el maíz se cultiva en áreas muy limitadas
donde distintas razas de patógenos han coexistido con el maíz por muchos
siglos.
Se han hecho progresos importantes en el desarrollo de formas de
resistencia genética estable contra la mayoría de las enfermedades pero,
sin embargo, grandes áreas de la zona tropical son aún sembradas con
variedades locales, con variedades de los agricultores o con variedades
sin mejorar. Esta es otra razón por la cual la situación de las
enfermedades en el ambiente tropical parece ser mas severa que en
ambientes templados donde se siembran cultivares mejorados resistentes a
las enferme-dades.
Información detallada sobre las enferme-dades del maíz es
proporcionada por Wellman (1972), Ullstrup (1976, 1977, 1978), Renfro
(1985) y Smith y White (1988). La Universidad de Illinois y el
Departamento de Agricultura de los Estados Unidos de América (Anónimo,
1973) publicaron el Compendium of corn diseases que comprende un
relato ilustrado de los problemas patogénicos y no patogénicos que
afectan al maíz. De León (1984) publicó una guía de campo ilustrada para
la identificación de las enfermedades mas importantes del maíz y
menciona 44 enfer-medades causadas por hongos, tres por bacterias, 10
por virus y una por "mollicutes".
Algunas enfermedades son universales y ocurren en casi todos los
ambientes en que se cultiva el maíz; estas incluyen los tizones, las
royas y las manchas de las hojas y del tallo y la pudrición de la
panoja. Hay algunas enferme-dades que son de importancia regional pero
que pueden causar importantes pérdidas económicas, por ejemplo, los
mildios lanugi-nosos en Asia que se están difundiendo a parte de África y
de América, el virus estriado del maíz en el África subsahariana y el
enanismo del maíz en México, América Central y América del Sur. La
maleza parásita conocida como Striga también causa serias pérdidas en la producción de maíz en el África subsahariana.
En este capítulo se describen las enferme-dades importantes que
afectan al maíz en varias etapas de su crecimiento. Los síntomas y la
epidemiología de las enfermedades se basan en descripciones dadas en
Anónimo (1973) y De León (1984). Se describen primero las enfermedades
que se encuentran en los ambientes tropicales y después las
enferme-dades de ocurrencia regional. El fito-mejoramiento para obtener
resistencia a las enfermedades se discute en el capítulo Mejoramiento para resistencia a las enfermedades.
LAS ENFERMEDADES MAS DIFUNDIDAS
Pudrición de la semilla y enfermedades de las plántulas
Las semillas de maíz que están en el proceso de germinación pueden
ser atacadas por algunos patógenos transportados por las semillas o por
patógenos del suelo que pueden causar su pudrición antes de germinar o
causar la pudrición de la plántula; esto es conocido como podredumbre
del cuello de la raíz. Este no es un problema serio en la mayoría de los
cultivos de maíz en las tierras bajas tropicales donde la temperatura
al momento de la germi-nación es mas bien alta y esta es en general
rápida. La pudrición de la semilla y los tizones de las plántulas pueden
ser un problema cuando la temperatura al momento de la germinación es
baja y/o los suelos están muy húmedos; sin embargo, tales condiciones no
ocurren comúnmente en el verano en las zonas tropicales bajas, pero en
el cultivo del maíz en invierno en zonas subtropicales pueden aparecer
semillas y plantas en estado de pudrición. El maíz harinoso cultivado en
las tierras altas y el maíz dulce son mas vulne-rables a esta
enfermedad. Wellman (1972) opina que los agricultores en zonas
tropicales no prestan atención, en general, al problema de la baja
densidad de plantas a causa de estos tizones; la resiembra total de la
parcela o en los lugares en que faltan muchas plantas es una práctica
normal en los trópicos. A medida que la agricultura tropical se
intensifica y se hace mas competitiva, estas enfermedades y su control
merecerán, evidentemente, mas atención.
Los tizones son por lo general causados por especies del género Pythium, un
hongo saprofito común en los suelos tropicales, a cuyo ataque puede
escapar una plántula fuerte. El problema puede ser además fácilmente
enfrentado sembrando semillas sanas tratadas con un fungicida orgánico
en un suelo bien preparado que no esté húmedo y cuya tempe-ratura sea
superior a 10°C. La resistencia de las plántulas a las enfermedades
puede ser una buena característica del germoplasma de las variedades de
maíz que se siembran en invierno en las tierras altas.
La resistencia genética ha sido estudiada y parece ser compleja,
involucrando varios genes; se ha informado de fuertes efectos maternos
no citoplasmáticos (Renfro, 1985). La prueba del frío para la
germinación de las semillas en papel enrollado puede ser usada para una
preselección de germoplasma resistente a los tizones (Poehlman, 1987).
Pudrición de las raíces
La pudrición de las raíces ocurre en condiciones y ambientes
similares a la pudrición de las semillas y a los tizones. La pudrición
de las raíces es en general causada por hongos de los géneros Fusarium y Pythium.
La raíz se debilita, se humedece y comienza a pudrirse;
consecuentemente, el abastecimiento de alimentos a la planta se retarda y
esta puede incluso volcarse. La pudrición puede entrar en las raíces
prin-cipales y en los tejidos de la plántula y de la corona. En ese
momento, otros hongos como Diplodia maydis y Gibberella zeae pueden
entrar a la planta a través de las raíces dañadas y causar la pudrición
del tallo. Krueger (1991) informó de una asociación positiva de la
incidencia de la pudrición de la raíz con la pudrición del tallo. La
pudrición de la raíz puede ser controlada con las mismas precau-ciones
usadas para la pudrición de la semilla y el tizón, buscando evitar todo
tipo de daño a las raíces durante los trabajos de cultivación. Hay
formas de resistencia genética a Fusarium a través de genes aditivos con efectos dominantes maternos.
Pudrición del tallo
La pudrición del tallo tiene importancia en casi todos los ambientes
en que se cultiva el maíz. La enfermedad aparece después que se ha
iniciado la fase de elongación de la planta y que los entrenudos
comienzan a alargarse. Los patógenos de la pudrición del tallo son
varios hongos y bacterias, muy a menudo en forma combinada. Los ataques
se pueden producir en plantas jóvenes en estado de crecimiento activo
antes de la floración o incluso después de ella. La enfermedad causa un
secado prematuro de la planta, la rotura del tallo y la muerte de la
planta y ocurre en todos los ambientes en que se cultiva el maíz: en
climas fríos o cálidos, en tierras bajas, de media altitud o altas, en
climas secos o húmedos. Sin embargo, es mas importante en climas cálidos
con temperaturas por encima de 30°C, alta humedad y altos niveles de
fertilidad, buen crecimiento de las plantas y alta densidad del cultivo.
Estas condiciones crean una excelente atmósfera para el crecimiento de
hongos y bacterias.
Los primeros ataques de bacterias de la pudrición del tallo son causados por Erwinia spp. y Pseudomonas spp..
Estas bacterias atacan el maíz a mediados de la estación y se difunden
rápidamente en la planta, la cual repentinamente cae. Los tallos se
vuelven de color marrón, están húmedos, son blandos y delgados y se
rompen fácilmente; la des-composición bacteriana produce un olor
des-agradable. Se ha informado que la resistencia genética a Erwinia se debe a dos genes dominantes con algunos efectos epistáticos.
El marchitamiento de Steward es causado por la bacteria Xanthomonas stewartii. El
patógeno se transmite por la semilla y la infec-ción ocurre en las
primeras etapas del desa-rrollo de la planta; en las hojas se
desarrollan lesiones acuosas donde entran los patógenos a través de
lesiones hechas por insectos. Estas lesiones crecen y la hoja puede
llegar a la necrosis total; el patógeno se difunde hacia el tallo y
causa el marchitamiento general de la planta. La planta muestra un
crecimiento anormalmente débil y muere al florecer o inmediatamente
después. El uso de semillas sanas y de variedades resistentes puede
controlar completamente esta enfermedad. La resistencia es dominante y
es gobernada por dos pares importantes de genes complemen-tarios y otro
gen secundario. Ullstrup (1977) informó que el olote de color rojo
estaba asociado a genes de resistencia y el olote de color blanco a
genes de susceptibilidad.
Una pudrición del tallo que aparece en etapas tempranas es causada por especies del género Pythium.
Los síntomas son similares a la pudrición temprana del tallo causada
por bacterias y afecta al primer nudo sobre la superficie de la tierra.
El tallo se retuerce y la planta normalmente cae, permaneciendo verde
mientras no se rompa el sistema vascular. La mayor parte del daño
causado por Pythium aparece antes o en el momento de la emisión
de la panoja. La resistencia a esta pudrición parece ser cuantitativa
con efectos aditivos (Diwakar y Payak, 1975). El uso de germoplasma
resistente y de un cultivo limpio es la mejor solución para el control
de esta enfermedad.
Pudriciones del tallo después de la floración
Estas pudriciones aparecen en las últimas etapas del desarrollo de la
planta y causan un daño importante desde el inicio del desarrollo del
grano hasta su madurez fisiológica. Hay tres hongos principales que
causan estas pudriciones: son especies de Diplodia, Fusarium y Gibberella. Además hay otras pudriciones importantes del tallo: el marchita-miento tardío es causado por varias especies del género Cephalosporium, la enfermedad de los haces vasculares negros es causada por Cephalosporium acremonium y la pudrición del carbón es causada por Macrophomina phaseoli.
La pudrición causada por Diplodia maydis aparece por lo
general unas pocas semanas después de la floración femenina; las hojas
se marchitan y toman un color gris verdoso. Los entrenudos bajos se
vuelven de color marrón-pajizo y se hacen esponjosos; la médula se
desintegra y se decolora y solo quedan intactos los haces vasculares.
Los tallos se debilitan y se rompen fácilmente. Esta enfer-medad aparece
sobre todo en zonas húmedas y frías.
Otra pudrición del tallo es causada por Gibberella zeae; en
este caso las hojas se vuelven opacas y de color gris verdoso, y los
entrenudos bajos se hacen blandos y de color bronceado a marrón. La
médula se desgarra y se vuelve rojiza en la zona afectada.
La pudrición causada por los hongos del género Fusarium comprende varias especies: Fusarium moniliforme (Gibberella fujikuroi) y Fusarium graminearum (Gibberella zeae).
La pudrición comienza enseguida después de la polinización y afecta las
raíces, la base de la planta y los entrenudos bajos y la enfermedad
progresa a medida que la planta madura; se rompen los tallos y ocurre
una maduración prematura como en otras pudriciones. Las plantas pueden
permanecer erectas aún cuan-do estén secas pero caerán fácilmente al ser
golpeadas; como en la pudrición causada por Gibberella la médula se desgarra y los tejidos circundantes se decoloran.
El marchitamiento tardío es causado por Cephalosporium maydis. Los
síntomas de la enfermedad aparecen en el momento de la floración cuando
las hojas se comienzan a marchitar, por lo general primero aquellas en
el extremo superior, las cuales se vuelven de un color marrón opaco e
inmediatamente después se marchitan y mueren. Los haces vasculares se
decoloran y la parte basal del tallo se seca, se contrae y se ahueca. A
menudo también hay otros hongos implicados en este proceso y en este
caso los síntomas en el tallo se modifican y son variables. La
enfermedad se desarrolla en climas cálidos, en suelos secos y pesados
pero también en suelos livianos y arenosos. Los patógenos son
trasmitidos por la semilla y por el suelo y la infección se inicia a
través de las raíces o del mesocotilo. Esta es una seria enfermedad en
Medio Oriente y sur de Asia, y es la enfermedad mas importante del maíz
en Egipto. Las variedades locales muestran en general buena resistencia
al marchitamiento tardío y están siendo usadas con éxito para
desarrollar híbridos resistentes y variedades mejoradas.
La enfermedad de los haces vasculares negros es causada por Cephalosporium acremonium y
está mas difundida que el marchitamiento tardío. La infección aparece
cuando la mazorca está bien desarrollada y los granos están en estado
pastoso a duros. Los haces vasculares se vuelven de color negro y esta
coloración se extiende a través de varios entrenudos; las plantas
presentan solo rudimentos de mazorcas con granos contraidos y mal
desarrollados. El hongo es trasmitido por la semilla y por el suelo y la
infección ocurre por lo general a través de lesiones en la corteza y en
los tejidos del tallo.
La pudrición carbonosa es causada por Macrophomina phaseoli. El
hongo entra en las raíces al estado de plántula y algunas veces causa
el tizón. Por lo general, el hongo crece a través de las capas
exteriores del tallo y llega a los entrenudos bajos. Los síntomas
aparecen en la planta cuando esta se acerca a la madurez y muestra una
maduración prematura. Los tejidos del tallo muestran una decoloración
negra y el desgarramiento de los haces del tejido vascular y el tallo
aparece como chamus-cado. Esta enfermedad ocurre en ambientes secos y
cálidos, especialmente cuando hay estrés de agua y altas temperaturas.
Otros hongos que infectan las hojas de las plantas de maíz también
pueden causar la pudrición del tallo. La pudrición antracnósica del
tallo es causada por Colletotrichum grami-nicola que también es
causa de la antracnosis de la hoja. Además de los nueve tipos de
pudrición del tallo mencionados aquí, hay algunas formas secundarias que
aparecen en las plantas de maíz en las zonas tropicales. Solamente dos
de estas pudriciones tienen alguna importancia económica y son causadas
por hongos de los géneros Fusarium y Diplodia (=Stenocarpella). Se
ha informado que estas dos pudriciones causan pérdidas económicas en
cerca del 27% del área de maíz en las tierras bajas tropicales y del 32%
del área en las tierras altas subtropicales (CIMMYT, 1988).
El uso de variedades resistentes es la mejor forma de prevención y
control de las pudri-ciones del tallo. De León y Pandey (1989)
informaron acerca del mejoramiento del germoplasma tropical por
selección recurrrente para resistencia a la pudrición de los tallos y de
la mazorca causadas por Fusarium moniliforme. Una fertilidad del
suelo equili-brada con niveles no excesivamente altos de nitrógeno y un
aumento de la dosis de potasio ayuda a su control; contrariamente,
cualquier estrés durante el período de crecimiento au-menta la
susceptibilidad de las plantas a las pudriciones del tallo (Dodd, 1980).
Si se reducen los daños a las raíces, a la corteza y a los tallos,
disminuyen las posibilidades de entrada de hongos a las plantas, las que
se mantienen verdes, con una corteza gruesa y tallos robustos, con
aparentemente menos infecciones y pérdidas debido a estas pudri-ciones
(Zuber et al.,1981).
Se ha informado también de varias fuentes de resistencia genética a
estas enfermedades. Hay varios genes que participan en este proceso y la
herencia parece ser cuantitativa. La resistencia a la pudrición causada
por Diplodia involucra la acción aditiva y domi-nante de varios
genes y ocasionalmente la epistasis (Renfro, 1985). Draganic y Boric
(1991) informaron que la resistencia a los patógenos de la pudrición es
poligénica y si bien el desarrollo de híbridos resistentes es difícil,
ha sido posible obtener varios híbridos de alto rendimiento con
resistencia horizontal general. En cuanto al marchitamiento tardío, su
resistencia es parcialmente dominante y controlada sobre todo por genes
de acción de tipo aditivo mientras que los genes de acción de tipo no
aditivo son de menor importancia (Khan y Paliwal, 1979, 1980). Shehata
(1976) informó que los efectos de dominancia y de epistasis jugaban un
papel importante en la herencia de la reacción a la enfermedad en el
caso del marchitamiento tardío. El-Itriby et al., (1981)
informaron que hay por lo menos tres genes importantes que participan en
la resis-tencia al marchitamiento tardío y que la acción epistática de
los genes era la mas importante. La herencia y la acción de los genes
para la resistencia a la pudrición del carbón y de los haces vasculares
no son aún bien conocidas.
Enfermedades foliares
Las enfermedades foliares son las mas visibles en la planta de maíz
y, por lo tanto, a primera vista, son mas alarmantes. Muchas
enfermedades foliares avanzan desde las hojas inferiores hacia las
superiores a medida que los azúcares son traslocados de las hojas a las
mazorcas. Las enfermedades foliares de importancia global que se
encuentran en el maíz en la zona tropical son los tizones, las manchas y
las royas de las hojas. Todas estas enfermedades matan un importante
área de la hoja y reducen de este modo la superficie fotosintetizadora.
Por lo general, estas enfer-medades no cubren toda la vida de la planta y
esta no muere, continuando con su acción fotosintética en las partes de
la hoja que permanecen verdes y libres de la enfermedad; sin embargo,
la productividad de la planta se reduce. En el caso de los maíces
forrajeros, el total de materia seca disminuye y la calidad del forraje
es menor.
Tizones de las hojas
El tizón del Norte es causado por Exserohilum turcicum (=Helminthosporium turcicum). Este
tizón ocurre comúnmente en los ambientes subtropicales y de altura mas
frescos; es particularmente severo en los cultivares subtropicales donde
el germoplasma de zona templada ha sido retrocruzado y no afecta
severamente a los germoplasmas tropicales. Los primeros síntomas de la
enfermedad aparecen como manchas ovaladas húmedas en las hojas de la
parte baja, progre-sando después hacia las superiores. Estas manchas se
unen unas con otras y crecen en forma alargada como lesiones necróticas
de forma ahusada. En el caso de infecciones intensas las hojas pueden
secarse completa-mente y morir prematuramente, sobre todo si las plantas
han sido afectadas por la sequía. Se conocen razas hospedantes y razas
fisiológicas del hongo específicas y se han encontrado fuentes de
resistencia mono-génicas y poligénicas que se han usado para desarrollar
germoplasma resistente (Hooker, 1977; Ullstrup, 1977). La resistencia
poligénica estable a este tizón ha sido desarrollada sobre materiales
mejorados y parece ser efectiva contra todas las razas. Están
involucrados muchos genes, unos de mayor importancia que otros; los
genes para resistencia muestran una dominancia parcial y los genes con
acción aditiva parecen ser mas importantes que los efectos dominantes o
epistáticos. Este tizón es considerado un problema solo cuando
germoplasmas de zona templada y no adap-tados se introducen en zonas
tropicales.
El tizón del Sur es causado por el hongo Bipolaris maydis (=Helminthosporium maydis); afecta
al maíz, al teosinte y al sorgo. Prevalece en ambientes cálidos y
húmedos y afecta los cultivos de maíz en la temporada de verano, tanto
en las tierras bajas tropicales como en las tierras altas; también
afecta al maíz al final de la temporada de invierno cuando la
temperatura comienza a aumentar. El tizón del Norte y este tizón pueden
encontrarse afec-tando el cultivo de maíz en diferentes épocas de la
misma estación. Se conocen tres razas de tizón del Sur que causan serios
daños en los cultivos. Una es la raza `O', que prevalece y se difunde
rápidamente en los trópicos; en las primeras etapas sus lesiones son
pequeñas y en forma de diamante, posteriormente se elongan pero su
crecimiento está limitado por las venas de las hojas. Las lesiones, sin
embargo, permanecen pequeñas y rectan-gulares, aunque mas adelante se
unen y producen zonas largas secas o "quemadas" sobre la hoja. Las
lesiones de la raza O se encuentran solo en las hojas. La raza `T' está
asociada con el citoplasma T el que está a su vez involucrado con las
líneas masculinas estériles Tcm (citoplasma macho estéril Texas).
Sus lesiones por lo general son mas grandes, ahusadas o elípticas, con
halos cloróticos o amarillo verdosos. La tercera raza es la `C', fue
identificada en 1987 en China y está estrecha-mente relacionada con la
raza T. Las lesiones de las razas T y C, además de aparecer en las
vainas de las hojas también se encuentran en las coberturas de las
mazorcas y a veces en los tallos y en los olotes. Es difícil distinguir
las razas O, T y C solamente por sus síntomas sobre las hojas cuando
esta enfermedad se presenta en plantas de citoplasma normal (N). La raza
T es particularmente virulenta en las variedades con citoplasma macho
estéril Texas, donde ataca las hojas, los tallos y las mazorcas. La raza
T llegó a causar gran preocupación en el año 1970 cuando la epidemia de
tizón del Sur devastó los cultivos con ese tipo de cito-plasma en los
Estados Unidos de América. Mercado y Lantican (1961) habían informado
anteriormente sobre la extrema susceptibilidad de los maíces con
citoplasma macho estéril Texas cultivados en las Filipinas.
La resistencia a este tizón es controlada por el citoplasma y por
genes del núcleo de herencia monogénica y poligénica. El uso de
germoplasma y de citoplasma resistentes han reducido considerablemente
las posibilidades de daño causado por este tizón. La resistencia
monogénica y poligénica ha sido usada para el desarrollo de germoplasma
resistente; se ha informado que son relativamente pocos los genes
involucrados en la resistencia poli-génica con efectos genéticos
aditivos y dominantes (Ullstrup, 1977; 1978). El sistema de resistencia
poligénica reduce el tamaño y el número de las lesiones. El sistema
monogénico, con el gen rhm en estado homo-cigota da lugar a
pequeñas lesiones cloróticas con escasa esporulación efectiva solo hasta
el momento de la floración de la planta (Thompson y Bergquist, 1984).
Hooker (1978) describió las fuentes de citoplasma y los genes que dan
resistencia a la raza T del tizón del Sur.
El tizón amarillo de la hoja es causado por Phyllosticta maydis,
que ocurre en ambientes frescos y húmedos. Este hongo muestra una
patogenicidad diferencial entre los citoplasmas N y T y afecta
especialmente a las plantas con este último citoplasma; se encuentra en
todas las etapas del desarrollo de la planta, desde la plántula hasta su
madurez. Normalmente aparecen lesiones de color amarillo a crema o
bronceado en la parte exterior de la hoja y en las etapas mas avanzadas
las lesiones pueden llegar a las vainas de las hojas o a la espata de
las mazorcas; la parte superior de las hojas puede aparecer marchita y
los síntomas, en general, se parecen a los de la deficiencia de
nitrógeno. El uso de variedades resistentes es la mejor forma de control
y con el abandono del citoplasma T la enfermedad ha perdido importancia
(Smith y White, 1988). La rotación de los cultivos y el mantenimiento
limpio de estos minimiza el efecto de las primeras infecciones.
El marchitamiento en bandas de las hojas y de las vainas es causado por el hongo Hypochonus sasakii (Coticium sasakii= Rhizoctonia solani);
produce grandes áreas decoloradas sobre la hoja, separadas por
características bandas concéntricas oscuras. Los síntomas pueden
aparecer en las hojas y en las espatas de las mazorcas y la enfermedad
da lugar a una pudrición de color marrón de las mazorcas con un moho
algodonoso tam-bién marrón. Esta enfermedad está causando pérdidas
económicas en algunas partes de Asia.
Manchas de las hojas
La mancha de la helmintosporiosis de la hoja es causada por Helminthosporium carbonum o Bipolaris zeicola; se encuentra en las áreas frescas de las regiones templadas y
no tiene mayor importancia en los trópicos. Se han identificado tres
razas del hongo y la resistencia genética es bien conocida, contro-lada
por dos genes recesivos para la raza 1; poligenes con efectos genéticos
aditivos son responsables por la resistencia a la raza 3 (Halseth,
Pardee y Viands, 1991). Se ha desa-rrollado germoplasma resistente ya
que la enfermedad puede ser fácilmente controlada usando variedades con
este germoplasma junto con rotación de cultivos y otras prácticas
corrientes de cultivo (Smith y White, 1988).
La mancha de la Curvularia es causada por los hongos Curvularia lunata y C. pallescens. La
enfermedad produce pequeñas manchas necróticas circulares a ovales, con
un halo ligeramente coloreado y márgenes rojizo marrones a marrón
oscuro. Es una enfermedad prevalente en ambientes húmedos y cálidos y
los daños económicos no son muy importantes. Se conoce la existencia de
resistencia poligénica con efectos aditivos y epistáticos.
La antracnosis es causada por Colleto-trichum graminicola; el
desarrollo de la enfermedad tiene dos fases: la primera, menos
importante, con el marchitamiento de la hoja y una segunda fase de
pudrición del tallo. Esta no es una enfermedad importante en los
trópicos. Las esporas del patógeno entran en las hojas y causan las
manchas pequeñas, redondas a irregulares, húmedas, semitras-parentes que
aparecen al inicio de la temporada de cultivo. Las manchas
posteriormente crecen, se unen y se vuelven de color marrón con los
bordes marrón rojizos. El hongo puede causar un tizón de la plántula y
la pudrición del tallo. Se ha informado de resistencia poligénica con
genes de efecto aditivo y dominancia parcial (Carson y Hooker, 1981).
La mancha marrón es causada por el hongo Physoderma maydis, ocurre
en ambientes húmedos y cálidos de los trópicos y afecta también al
teosinte. Los síntomas aparecen primeramente en la lámina de las hojas
bajo la forma de pequeñas manchas amarillas cloró-ticas; en el medio de
los bordes y en las vainas de las hojas, en los tallos y algunas veces
en las espatas de las mazorcas las lesiones se desarrollan como pequeñas
manchas marro-nes. Hay fuentes de resistencia genética que involucran
hasta cuatro genes con efectos aditivos; también se ha informado de
genes con efectos dominantes y epistáticos. Lal y Chakravarti (1977)
recomendaron el uso de fungicidas sistémicos para el control de la
enfermedad después de que las plantas han sido infectadas.
La mancha en ojo -conocida en Japón como mancha marrón- es causada por el hongo Kabatiella zeae;
ocurre en ambientes frescos y húmedos y además del maíz afecta a varias
especies de teosinte. La enfermedad causa lesiones circulares a ovales,
translúcidas, en las primeras etapas del desarrollo de la planta; al
principio, las lesiones son acuosas con un punto de color crema a
bronceado en su centro, rodeado por un aro de color marrón a púrpura con
un halo angosto de color amarillo. Estas tienen la forma de un ojo, lo
que da el nombre a la enfermedad. Los síntomas son similares a los de la
mancha de la Curvularia o a aquellas manchas no patogénicas,
fisiológicas y a manchas genéticas que se encuentran en las plantas de
maíz en las zonas tropicales. La resistencia genética es parcialmente
domi-nante y debida a unos pocos genes (Reifsch-neider y Arny,
1983). El uso de variedades resistentes, la rotación de cultivos y el
manteni-miento limpio de los maizales controlan la enfermedad en forma
bastante efectiva.
La mancha de la hoja Phaerosphaeria es causada por el hongo Phaerosphaeria maydis; no
es una enfermedad muy difundida y se encuentra en el sur de Asia,
México y América del Sur, en ambientes frescos y de abundantes lluvias.
La enfermedad al principio produce pequeñas lesiones de color verde
pálido o cloróticas que después se aclaran, se secan y desarrollan
bordes marrones; las manchas alargadas u oblongas aparecen sobre toda la
hoja. El hongo persiste en el campo en los restos de las partes
enfermas de las plantas y, bajo condiciones favorables, las esporas
germinan e infectan las hojas del próximo cultivo. La rotación de
cultivos puede reducir la infección de esta enfermedad.
La Cercospora o mancha gris de la hoja es causada por el hongo Cercospora zeae-maydis y
ocurre sobre todo en ambientes frescos y húmedos. La incidencia de esta
enfermedad aumenta cuando el maíz se cultiva en el mismo campo en forma
continua, sin rotaciones y con escasas prácticas culturales (Latterali y
Rosi, 1983; Donahue, Stromberg y Myers, 1991). La enfermedad produce
rayas de color marrón pálido delimitadas por las venas de las hojas o
manchas de color gris a bronceado y amarillo a púrpura en las hojas de
las plantas maduras. La enfermedad se encuentra en los trópicos pero no
causa pérdidas económicas importantes. Se han identificado fuentes de
resistencia genética, la que es gobernada por genes de efecto aditivo
(Bergquist, 1985; Donahue, Stromberg y Myers, 1991; Bubeck et al.,
1993). El uso de variedades resistentes, la rotación de cultivos y la
labranza convencional han sido recomen-dadas para minimizar la
incidencia de esta enfermedad.
La mancha en bandas de la hoja es causada por el hongo Gloeocercospora sorghi; esta
enfermedad es importante en el sorgo pero también infecta el maíz en
ambientes cálidos y secos. Al principio las lesiones son rojizas a
marrones y acuosas; mas adelante, se agran-dan y producen grandes
anillos necróticos característicos. Estas lesiones pueden tener mas de
cinco centímetros de diámetro en las hojas viejas y maduras.
La mancha de la hoja causada por el hongo Leptosphaeria michora ocurre
en las áreas húmedas de los maíces en ambientes altos. La enfermedad
causa pequeñas lesiones que aumentan de tamaño, se hacen concéntricas y
cubren la hoja. Por lo general se limita a las hojas inferiores y
aparece en el momento de la floración.
La pústula de la hoja causada por el hongo Septoria maydis ocurre
en ambientes frescos y húmedos. Las hojas de las plantas infectadas
muestran primero pequeñas manchas verde claro a amarillas que crecen y
se unen para producir varias pústulas y necrosis.
Las últimas cinco manchas de las hojas citadas se encuentran
ocasionalmente y no causan daños importantes en los ambientes de los
maíces tropicales. Sin embargo, cualquiera de ellas puede llegar a tener
importancia si un gran número de plantas se infectan dentro de un
cultivo.
Royas de la hoja
Hay tres tipos de royas de importancia económica que atacan al maíz:
la roya común, la roya del sur y la roya tropical. La roya común
prevalece en ambientes frescos y tierras altas y la roya del sur es una
enfermedad de tierras bajas y ambiente cálido. Estas royas tienen, a
veces, una distribución estacional: la roya común aparece al inicio de
la estación del maíz y la roya del sur aparece, por lo general, al final
de la estación cuando decrecen las lluvias y están cerca de su fin. La
roya tropical es mas irregular en su distribución. Las variedades
locales de maíz donde las royas son endémicas han desarrollado un buen
nivel de tolerancia a la enfermedad y, por el contrario, los
germo-plasmas exóticos o introducidos son atacados mas severamente por
las mismas.
La roya común es causada por el hongo Puccinia sorghi que está
ampliamente distri-buido; ataca el maíz y el teosinte pero no es
frecuente sobre el sorgo y su huésped alter-nativo es el Oxalis. La
roya común es mas conspicua en las variedades susceptibles de maíz, en
el momento de la floración masculina cuando es posible ver pequeñas
pústulas pulverulentas de color marrón en ambos lados de las hojas. Las
pústulas toman un color marrón oscuro a medida que la planta madura y
las bajas temperaturas y la alta humedad favorecen su desarrollo y
difusión. Se han identificado varias razas fisiológicas de Puccinia sorghi y
se han separado por su reacción a diferentes líneas de maíz. Se ha
identificado resistencia a razas específicas de este patógeno la cual es
controlada es contro-lada individualmente por cinco diferentes genes
ubicados en tres cromosomas (Saxena y Hooker, 1974). Tales formas de
resistencia se manifiestan por un desarrollo limitado de las pústulas.
También hay formas de resis-tencia general que dan lugar a una reducción
en el número de pústulas y en la necrosis de las hojas. Los genes
responsables de la resis-tencia general son pocos y altamente
here-dables (Kim y Brewbaker, 1977). Puede ser desarrollado germoplasma
con resistencia poligénica y estable a la roya común; el uso del
germoplasma resistente y el control del Oxalis pueden efectivamente eliminar el problema de la roya común.
La roya del sur es causada por el hongo Puccinia polysora; ataca al maíz, al teosinte y al Tripsacum y prevalece en ambientes húme-dos y cálidos.
En un principio fue llamada roya americana porque se encontraba solo en
el continente americano; sin embargo, alrededor de 1940 fue introducida
en África (Wellman, 1972; Renfro, 1985) y en los diez años siguien-tes
se difundió a todos los ambientes maiceros tropicales de África, Asia y
el Pacífico. Los síntomas son similares a los de la roya común
descriptos anteriormente, si bien las pústulas son menores, de color mas
suave y densa-mente distribuidas en ambas caras de la super-ficie de
las hojas; se vuelven de color marrón oscuro a medida que la planta se
acerca a la madurez y mas adelante las hojas se vuelven cloróticas y se
secan. La roya del sur no tiene un huésped alternativo coexistente como
ocurre con el Oxalis y la roya común. Se han identificado varias
razas fisiológicas de esta roya y también se han identificado formas de
resistencia a varias razas. Hay 11 genes que tienen influencia sobre la
resistencia (Scott, King y Armour, 1984) y probablemente también existe
resistencia general que puede ser even-tualmente usada para el
mejoramiento (Smith y White, 1988). Lu et al. informaron que en China la resistencia a la roya común estaba altamente correlacionada con la resistencia a la roya del sur.
La roya tropical es causada por el hongo Physopella zeae y
está limitada a regiones cálidas y húmedas de México, América Central,
América del Sur y el Caribe. Las pústulas son de color crema a amarillo
pálido y se desarrollan debajo de la epidermis presentando una pe-queña
abertura o poro; mas adelante, las pústulas se vuelven de color púrpura,
circu-lares a oblongas, con la parte central que perma-nece de color
crema. No tiene un huésped alternativo y se recomienda el uso de
germo-plasma resistente. Se sugiere que además del mejoramiento de la
resistencia contra una roya específica, tal vez sea mas eficaz
introducir formas de resistencia a las tres royas en forma conjunta y
proporcionar una mejor solución a estos problemas (Wellman, 1972).
Enfermedades de la inflorescencia
Hay cinco enfermedades que afectan distintas partes de la
inflorescencia, incluyendo las flores, los ovarios en desarrollo y los
granos. Estas son: la cabeza loca, que afecta la panoja y también la
planta; el carbón de la panoja, que afecta la panoja y la mazorca; el
falso carbón, que afecta solo la panoja; el carbón común que afecta
sobre todo a la mazorca, y el cornezuelo que afecta la mazorca.
El carbón de la panoja es causado por el hongo Sphacelotheca reiliana
ocurre en ambientes secos y cálidos; la infección es sistémica ya que
el hongo penetra por la plán-tula y crece después a través de la planta
sin que esta muestre ningún síntoma hasta el momento de la floración. La
panoja muestra claros síntomas de la enfermedad y se deforma y crece
excesivamente. La infección en la panoja puede estar limitada a unas
pocas espiguillas causando su crecimiento en forma de tallo o filodio;
en otros casos, toda la panoja puede proliferar formando estructuras
similares a hojas. Las mazorcas de las plantas infectadas también
presentan aspecto de carbón y son reemplazadas por una masa negra de
esporas. El teosinte y los híbridos de teosinte y maíz también son
afectados por esta enfermedad. Se ha identificado resistencia genética,
la que presenta una gran variabilidad en la reacción al hongo (Frederiksen, 1977; Stromberg et al.,
1984). En un estudio reciente Bernardo, Bourrier y Oliver (1992)
informaron que los efectos aditivos son muy fuertes y condicionan la
resistencia a la enfermedad mientras que la dominancia y la epistasis
juegan un papel secundario. Se han selec-cionado germoplasmas
resistentes y su uso es sin duda la mejor forma de control de la
enfermedad.
El falso carbón es causado por el hongo Ustilaginoidea virens y
ocurre en los ambien-tes cálidos de muchas partes del globo, si bien no
constituye un problema económico serio, excepto en algunos lugares
aislados. El falso carbón infecta solo unas pocas espiguillas en la
panoja y desarrolla agallas del tipo del cornezuelo las que producen
masas de esporas de color verde oscuro. Este carbón no afecta los
rendimientos ni causa en consecuencia un daño económico serio.
El carbón común es causado por el hongo Ustilago maydis (=U. zeae) y
ocurre en todo el mundo en zonas moderadamente secas a húmedas, si bien
no es una enfermedad grave. Cualquier parte epigea de la planta de maíz
puede ser afectada, en especial los meristemos y otros tejidos jóvenes.
La mayor parte del daño ocurre cuando se infecta el meristemo apical de
las plántulas. Los síntomas típicos son las agallas que aparecen en el
tallo y en las hojas; la enfermedad, si aparece temprano, puede detener
el crecimiento y llegar a la muerte de la planta. En las mazorcas, el
hongo entra a través de los estambres y forma evidentes agallas blancas
en el lugar de los granos; cuando estas agallas se rompen escapa una
masa negra de esporas que podrá infectar el cultivo siguiente. Se han
reconocido varias razas y es necesaria una forma de resistencia total ya
que afecta a numerosas partes de la planta. Se conocen fuentes de
resistencia genética (Bojanowski, 1969); esta es poli-génica y de acción
cuantitativa, aditiva y no aditiva. La siembra de germoplasma
resistente, el evitar daños mecánicos a las plantas y la remoción y
quema de las agallas antes de que estas suelten las esporas pueden
reducir el nivel de la enfermedad a niveles insignifi-cantes.
El cornezuelo es causado por el hongo Claviceps gigantea y la
enfermedad está limi-tada a los valles altos y húmedos de América
Central y México. Esclerocios de color blanco a crema, pegajosos y
huecos reemplazan a los granos en la mazorca; se encuentran desde uno
solo a varios en cada mazorca y producen alcaloides tóxicos.
Pudrición de la mazorca
Varios hongos y algunas bacterias infectan las mazorcas y los granos
causando su pudrición y muchos de los patógenos que participan en la
pudrición del tallo también son responsables por la pudrición de las
mazorcas. Algunos de las causantes de la pudrición de las mazorcas están
ampliamente distribuidos y muchos de ellos causan daños importantes
entre la iniciación de la floración femenina y la cosecha, sobre todo en
áreas húmedas y con lluvias abundantes. En las variedades con espatas
de la mazorca laxas o cuando estas están dañadas por pájaros o insectos
de los granos almacenados en el campo, el cultivo sufre daños
adicionales de parte de los hongos de la pudrición. La pudrición de las
mazorcas y los granos afecta sensiblemente el rendi-miento en los
ambientes de las tierras altas y con intensas precipitaciones en el
período en que estas disminuyen. Además, la calidad del grano y de la
semilla son seriamente afectadas; en los ambientes donde la incidencia
de esta pudrición es alta, la producción de semillas y el mantenimiento
de un buen poder germina-tivo es difícil. El desarrollo de germoplasma
con altos niveles de resistencia a la pudrición de la mazorca y de los
granos es una prioridad en muchos ambientes de cultivo del maíz en los
trópicos. Las distintas pudriciones toman su nombre del patógeno que
causa la enfer-medad; a continuación se describen sus sín-tomas.
La pudrición de la mazorca de Diplodia es causada por los hongos Diplodia maydis y D. macrospora. Las
espatas de las mazorcas infectadas aparecen blanquecinas o de color
pajizo; si la infección es temprana, toda la hoja de cobertura toma un
color gris-marrón y se seca mientras la planta conserva su color verde.
Cuando se abre la mazorca tiene una apariencia pajiza, blanqueada y con
un creci-miento algodonoso en la mazorca y entre los granos. Las
mazorcas infectadas al final de la estación pueden no mostrar esos
síntomas extremos pero son muy livianas. La mazorca se dobla en vez de
romperse y tiene moho entre los granos, cuyas puntas están decoloradas.
En ambientes de lluvias abundantes los problemas de la pudrición de la
mazorca pueden ser evitados entre las etapas de la floración femenina y
la cosecha, utilizando las mazorcas para su consumo verde. En algunas
áreas los agricultores evitan la acumulación de agua dentro de las
espatas de la mazorca doblándolas hacia abajo a la altura del
entre-nudo. El uso de variedades espatas apretadas y período de madurez
apropiado pueden reducir las pérdidas por pudrición. Existen variedades
con buenos niveles de tolerancia a la enfermedad.
La pudrición de la mazorca y de los granos también pueden ser causadas por el hongo Fusarium moniliforme y su variedad F. m. subglutinans. El
patógeno entra a través de los estambres en el extremo de la mazorca;
la infección permanece limitada por un cierto tiempo a algunos granos o a
una parte de la mazorca y en los granos se desarrolla un moho
pulverulento o algodonoso blanco-rosado. Los barrenadores del maíz y los
gusanos de la mazorca contribuyen al establecimiento del patógeno sobre
los granos y se puede ver el moho creciendo en las galerías hechas por
los insectos. Los granos infectados al final de la estación pueden no
tener moho y mostrar solo unas rayas en el pericarpio. Esta pudrición se
difunde rápidamente en los ambientes tropicales y los granos infectados
con Fusa-rium se pueden encontrar en lotes de mazorcas de maíz
limpias. El control de los barrenadores y de los gusanos de la mazorca
-de modo de evitar daño a las mazorcas- y el uso de varie-dades
resistentes, son buenos mecanismos preventivos. El germoplasma del maíz
tropical tiene considerable variabilidad para suscepti-bilidad y
resistencia. El maíz opaco-2 y otros maíces con almidón blando
muestran mayor susceptibilidad a la pudrición de la mazorca que otros
tipos de maíz. Es posible seleccionar y desarrollar variedades con altos
niveles de tolerancia a esta enfermedad (De León y Pandey, 1989)
La pudrición de la mazorca causada por el hongo Gibberella zeae
ocurre en ambientes frescos con intensas precipitaciones, después de la
floración femenina. Esta enfermedad da un color rojizo a la mazorca,
desarrollando un moho rojizo en los granos infectados; la infección se
inicia en la punta de la mazorca y se desplaza hacia abajo. A diferencia
de la pudrición del Fusarium donde se infectan solo unos pocos
granos aislados, esta enfermedad produce una infección y una pudrición
mas generalizadas. Si la infección comienza temprano toda la mazorca
puede estar cubierta con el moho de color rosado a rojo, creciendo entre
espatas y la mazorca. En tales casos, las espatas y los mohos se pegan a
la mazorca y a menudo los granos infectados comienzan a germinar; este
hongo produce varias micotoxinas. Existen fuentes de resis-tencia
variable (Gendloff et al.,1986; Hart, Gendloff y Rossmann, 1984) y
se han desarro-llado germoplasmas con varios niveles de resistencia
para los ambientes tropicales.
La pudrición gris de la mazorca es causada por el hongo Physalospora zeae; ocurre
en tiempo cálido y húmedo y persiste por varias semanas después de la
floración femenina. Los síntomas en las etapas iniciales son similares a
los de la pudrición de Diplodia, y se desarrolla un moho
gris-blancuzco sobre y entre los granos. Las espatas de la mazorca se
blanquean y se adhieren entre ellas; en la madurez las mazorcas enfermas
son de color gris oscuro a negro, a diferencia del color gris-marrón
que ocurre en el caso de la pudrición de Diplodia, y permanecen
erectas. El tiempo cálido y húmedo durante varias semanas después de la
floración es favorable para el desarrollo de esta enfermedad. Las
medidas de control son las mismas que para la pudrición de Diplodia.
Existe una pudrición de la mazorca causada por el hongo Penicillium oxalicum, aunque
en los ataques también pueden participar otras especies del parásito.
Esta enfermedad se desarrolla sobre las mazorcas dañadas mecá-nicamente o
por insectos. El síntoma caracte-rístico es un moho pulverulento de
color verde o verde azulado que crece sobre y entre los granos,
comenzando por la punta de la mazor-ca, y que puede encontrarse también
sobre el olote.
Otra pudrición de la mazorca es causada por varias especies del género Aspergillus; la pudrición causada por Aspergillus flavus
es la mas importante porque participa en la producción de al menos dos
micotoxinas -en este caso llamadas aflotoxinas- del maíz. El Aspergillus niger
es la especie mas difundida y origina una masa de esporas pulverulentas
negras. Otras especies producen un creci-miento de color verde
amarillento o bronceado sobre y entre los granos. Normalmente los granos
en la punta de la mazorca son los que se infectan primero. El ataque de
las distintas especies de Aspergillus puede ser activado o
aumentado por el ataque en el campo de gorgojos de los granos
almacenados. Algunos otros factores tales como las altas tempera-turas y
el estrés de las plantas, especialmente el estrés de humedad antes de
la cosecha, están asociados con un aumento de la inci-dencia de la
infección de Aspergillus (Widstrom, McWilliams y Wilson, 1984;
CIMMYT, 1992). El problema de los compuestos orgánicos tóxicos
aflatoxinas y de otras micotoxinas producidas por los diversos Aspergillus
puede llegar a ser serio cuando la humedad del grano es alta en el
momento de la cosecha, de mas de 15 a 18% de humedad y cuando el grano
infectado es almacenado con un alto contenido de humedad en un ambiente
también húmedo y cálido. Las aflatoxinas son sumamente tóxicas para los
seres humanos y los animales domésticos a causa de sus efectos
carcinogénicos y otros efectos tóxicos. Se ha informado de fuentes de
resistencia genética a Aspergillus (Wallin, Widstrom y Fortnum,
1991). Barry et al. (1992) informaron que dos cultivares -Mo20W x
Teosinte e Ibadan B- produjeron menos afla-toxina en granos
precosechados. Gorman et al. (1992) concluyeron en base a estudios
detallados que el germoplasma que ha sido sometido a un ambiente seco
mostraba las mas altas concentraciones de aflatoxinas B-1, B-2, G-1 y
G-2. Correlaciones sobre aditividad gené-tica basada en los efectos de
la habilidad combinatoria general sobre las cuatro aflatoxinas fueron
significativas e indicaron que, en general, aumentando la resistencia a
una toxina podía llevar a formas de resistencia a las otras tres
toxinas. La incidencia de las aflatoxinas puede ser reducida por medio
del uso de germoplasma resistente y buenas condiciones de cultivo y de
almacenamiento (Zuber, Lillehoj y Renfro, 1987).
La pudrición del olote es causada por el hongo Nigrospora oryzae.
La planta no mues-tra ningún síntoma hasta que las mazorcas son
cosechadas; estas son livianas y pajizas con la base desgarrada y si los
granos se aprietan contra el olote, penetran en el mismo. Las plantas
de maíz cultivadas en suelos de baja fertilidad o cuando las plantas
están debili-tadas a causa de enfermedades o daños, son mas susceptibles
a este hongo. Esta enfer-medad está bastante difundida pero raramente
causa daños de importancia económica.
La pudrición de la mazorca y del grano es causada por el hongo Cladosporium herbarum que
ataca los granos cerca de la base de la mazorca, especialmente los
granos dañados. Los síntomas característicos son pústulas o rayas negras
o verde negruzcas sobre granos esparcidos en la mazorca. Después de la
cosecha y durante el almacena-miento la infección se puede difundir aún
mas. Esta enfermedad no tiene importancia desde un punto de vista
económico.
La pudrición de la mazorca causada por el hongo Rhizoctonia zeae puede
aparecer cuando persiste el tiempo cálido y húmedo por largos períodos;
produce el crecimiento de un moho color salmón rosado en la mazorca. En
el momento de la madurez, las mazorcas infectadas se vuelven de un
color gris opaco con numerosos esclerocios de color blanco a salmón o
negros que se desarrollan en la parte externa de las hojas de cobertura.
Mohos del almacenamiento
Algunas especies de hongos, especial-mente Penicillium oxalicum, Aspergillum flavus y A. niger que
causan la pudrición de los granos en el campo son también parásitos de
los granos almacenados y pueden dañar el grano de maíz en el período de
almacenamiento. Estos hongos, en el campo, atacan y dañan el grano
cuando su humedad es alta, por lo general por encima de 18%. Durante el
almacenamiento los hongos atacan y dañan el grano cuando la humedad está
entre 14 y 18% (Smith y White, 1988). Estos hongos son un problema
cuando el maíz se cosecha mecánica-mente y está húmedo y no es
correctamente secado antes de transportarlo o almacenarlo. En los
trópicos la mayor parte del maíz es cosechado en la mazorca y se seca
antes de desgranar; la humedad del grano es en general baja, menor de
14%; en esas condiciones los hongos de los granos almacenados no son un
problema. Este tema se discute mas adelante en el capítulo Manejo postcosecha.
ENFERMEDADES REGIONALES
Estas enfermedades están limitadas a algunas regiones específicas y
en general son de importancia económica en la región en que ocurren. Dos
de estas enfermedades son causadas por hongos: el mildio lanuginoso y
la mancha marrón; otras dos enfermedades son causadas por un virus y un
espiroplasma respectivamente: el estriado del maíz y el enanismo del
maíz.
El mildio lanuginoso fue identificado por primera vez en las
Filipinas y hoy es una importante enfermedad en el sur y el sureste de
Asia; es una de las pocas enfermedades del maíz originarias del Viejo
Mundo. Ahora se encuentra en los ambientes tropicales de otros
continentes, por ejemplo en México, América del Sur, África Occidental y
Egipto. Esta enfermedad es causada por hongos de varios géneros y
especies: Peronosclerospora spp., (= Sclerospora spp.), y especies relacionadas de Sclerophthora spp.;
solo cinco especies son importantes en el maíz. Los mildios mas comunes
en Asia son: el mildio de las Filipinas causado por Peronosclerospora philippinensis; el mildio del sorgo causado por P. sorghi y el mildio de la caña de azúcar causado por P. sacchari. El cuarto tipo es llamado mildio lanuginoso de rayas marrones y es causado por Sclerophthora rayssiae var. zeae. Otros tipos menos importantes son el mildio de Java causado por Peronoscle-rospora maydis; el mildio lanuginoso que rompe las hojas causado por Peronoscle-rospora miscanthi; el mildio lanuginoso espontáneo causado por Peronosclerospora spontana; la panoja loca causada por Sclerophthora macrospora y el mildio lanuginoso graminicola causado por Scleros-pora graminicola.
Renfro y Bhat (1981) listaron varios huéspedes alternativos que
albergan varios mildios lanuginosos y el papel que juegan en la difusión
de la enfermedad. Williams (1984) ha hecho una extensa revisión de los
mildios lanuginosos en los cereales tropicales. Hasta hace unos pocos
años eran una enfermedad temida y causaban un serio daño a los cultivos
de maíz. La sistemática y la clasificación de los hongos que causan
estas enfermedades y su epidemiología han sido descriptas por
Frederiksen y Renfro (1977). Los mildios lanuginosos son enfermedades
sistémicas y la infección inicial de las plantas ocurre usualmente por
oosporas, mientras el hongo crece junto con la planta. Los primeros
síntomas externos se aprecian cuando la planta parece estar enferma y
las hojas nuevas no tienen aún color verde oscuro y aparece un vello
sobre el envés de las hojas en horas de la mañana. La planta no crece en
altura y las hojas presentan barras blancas; la mazorca es reemplazada
por estructuras foliáceas o por rudimentos de mazorca que, en un 95%,
son estériles. Si se desarrolla una mazorca normal, tendrá unos pocos
granos, los cuales estarán invadidos internamente por el micelio del
hongo que es de corta vida. La transmisión del mildio lanuginoso por
medio de las semillas de maíz no ha sido claramente demostrada, como
ocurre, sin embargo, en el sorgo y en el mijo perla.
Se han hecho importantes trabajos sobre la genética de la resistencia
de los distintos mildios lanuginosos y se han identificado variedades
locales de maíz y otras fuentes agronómicas de resistencia. Renfro
(1985) ha presentado un sumario de los trabajos sobre resistencia
genética a varias especies de mil-dios y se ha informado de la
existencia de resistencia poligénica a todas las especies, pero en el
caso de la caña de azúcar, en Taiwán, se encontró resistencia monogénica
(Chang, 1972). Kaneko y Aday (1980) concluyeron en base a una serie de
estudios que la resistencia a Peronosclerospora philippinensis es gober-nada por un sistema poligénico. Reciente-mente, De León et al., (1993),
confirmaron a partir de estudios bajo condiciones de inoculación
artificial que la resistencia es poligénica y controlada por efectos
aditivos. La susceptibilidad es mayormente controlada por efectos de
dominancia y epistasis. La herencia cuantitativa mostró una fuerte
influencia sobre los cambios en la severidad de la enfermedad. La
resistencia mostró una expresión dominante en condiciones de baja
presión de la enfermedad; bajo moderada presión, mostró una dominancia
parcial, mientras que bajo alta presión de la enfer-medad, la
susceptibilidad fue dominante. No existe, sin embargo, una variedad
completa-mente resistente bajo condiciones de alta presión de la
enfermedad y las mejores varie-dades muestran en esos casos un 80% de
resistencia. En el sorgo existe un sistema poligénico con variación
genética aditiva y dominancia que controla la resistencia a la
enfermedad (Singburaudom y Renfro, 1982). La resistencia al mildio de
barras marrones también está controlada por un sistema poli-génico con
efectos aditivos, con algún compo-nente de dominancia parcial (Renfro,
1985).
Hay variedades e híbridos resistentes a todos los tipos de mildios
lanuginosos y el problema de esta enfermedad está en cierta medida
controlado. La resistencia desarrollada en Asia contra el mildio de las
Filipinas y el de la caña de azúcar también muestra resistencia al
mildio del sorgo; además, el tratamiento de las semillas es eficaz
contra la enfermedad (Frederiksen y Odvody, 1979). La enfermedad también
es controlada con adecuadas rotaciones de cultivos y evitando la
siembra con cultivos huéspedes del hongo (Siradhana et al., 1978).
Como que las variedades y los híbridos no muestran resistencia completa
bajo condiciones de alta presión de la enfermedad, es aconsejable usar
germoplasmas resistentes junto con prácticas culturales adecuadas para
limitar la presión de la enfermedad al mínimo.
La quinta enfermedad de este tipo es llamada cabeza loca y es causada por el hongo Scleroptora macrospora. Aunque
es una enfermedad muy difundida es considerada secundaria y solo
ocasionalmente una severa infección puede causar daños económicos.
Afecta al maíz, al teosinte, a los híbridos maíz x teosinte y se
encuentra en mas de 140 espe-cies de gramíneas. La enfermedad causa en
la planta infectada un exceso de macollaje, enrollando y retorciendo las
hojas. Los sín-tomas mas evidentes se aprecian en la flor masculina, la
que presenta una excesiva ramificación y un crecimiento vegetativo
activo o filodios; de aquí, por lo tanto, el nombre de cabeza loca. El
patógeno es tras-portado por la semilla pero muere fácilmente durante el
proceso de secado y almacena-miento del grano (Smith y White, 1988).
Las inundaciones de los campos favorecen la enfermedad por lo que es
recomendable contar con un buen drenaje. También existen fuentes de
resistencia al hongo.
La enfermedad conocida como mancha negra es causada por un complejo de hongos que comprende Phyllacora maydis y los hongos asociados Monographella maydis y Coniothyrium phyllacorae. La
enfermedad ocurre en las zonas de altitud media y en las tierras
tropicales de México y otros países de América Central. Los síntomas
aparecen como pequeños puntos negros en las faz de las hojas inferiores
que progresan después a las hojas superiores. El proceso epidemiológico
ha sido recientemente aclarado (Dittrich, Hock y Kranz, 1991; Hock,
Dittrich, Renfro y Kranza, 1992). La enfermedad puede ser controlada con
pulverizaciones foliares de fungicidas en el momento de la aparición de
las primeras manchas. Se ha encontrado resistencia mono-génica a esta
enfermedad y se han obtenido variedades resistentes (González et al., 1992; Vasal, González y Srinivasan, 1992).
El enanismo del maíz se encuentra en el sur de los Estados Unidos de América, México y América Central y es causado por Spiroplasma kunkelii el cual es trasmitido por los saltamontes del género Dalbulus; ataca
al maíz y a varias especies de teosinte. La enferme-dad es transmitida
en las primeras etapas del desarrollo de la plántula y el primer síntoma
visible es clorosis en el margen de las hojas del verticilo. Las hojas
mas viejas se enrojecen como cuando la planta sufre de deficiencia
fosfórica en condiciones frías y las hojas nuevas muestran manchas
cloróticas que se desarrollan en barras que se extienden hasta la punta
de la hoja. Las plantas quedan enanas y producen muchas pequeñas
mazorcas en las axilas de las hojas en vez de una sola mazorca bien
desarrollada. Se ha seleccionado resis-tencia genética y hay en este
momento disponi-bilidad de variedades e híbridos resistentes que
minimizan las pérdidas causadas por la enfermedad (De León, 1983).
La enfermedad del listado del maíz es importante en el África
subsahariana, región a la que está confinada por el momento. Es causada
por un virus trasmitido por los salta-montes del género Cicadulina.
La enfermedad causa daños económicos importantes en los ambientes de
tierras bajas tropicales y de media altitud al sur del Sahara,
especialmente cuando los cultivos sufren sequías. En condiciones
favorables, cuando la humedad no es un factor limitante, la planta es
capaz de superar la infección del virus sin una mayor reducción de los
rendimientos. Las plantas infectadas muestran listas blancas que corren a
lo largo de las hojas y enanismo; cuando la infección es fuerte, la
planta no produce mazorcas y puede morir. La enfermedad puede ser
controlada por medio de la aplicación de un insecticida sistémico que
reduzca la población de los saltamontes y la difusión del virus. Se han
identificado buenas formas de resistencia, la que se suponía, en un
principio, controlada por un solo gen con modificadores (Storey y
Holland, 1967); posteriormente se identificaron tres genes con
modificadores (Bjarnason, 1986). Kim et al., (1989) informaron
que la resistencia es controlada por dos o tres genes que pueden ser
fácilmente transferidos a germoplasmas superiores; hoy día existen
variedades e híbridos con buenos niveles de resistencia adaptados al
ambiente sub-sahariano (Reynaud, Guinet y Marchand, 1988).
OTRAS ENFERMEDADES CAUSADAS POR VIRUS
Existen otras enfermedades causadas por virus, unas pocas de las
cuales están ampliamente difundidas. El virus del mosaico y enanismo del
maíz (MDMV) están incluidos en el mismo grupo del virus del mosaico de
la caña de azúcar (SCMV), del virus del mosaico del sorgo de Alepo
(JGMV) y de otros poli-virus menos importantes. Los virus MDMV y SCMV
están ampliamente difundidos en los trópicos; estos virus son
transmitidos mecánicamente por la savia de la planta a través de un
áfido vector (Rhopalosiphum maidis) y afectan varios cultivos de
cereales y la caña de azúcar. La primeros síntomas son la presencia de
un mosaico de tejidos verdes y cloróticos en las hojas jóvenes; mas
ade-lante, estas hojas muestran bandas cloróticas generalizadas y la
planta puede tomar un color púrpura y quedar enana.
El virus en bandas del maíz está ampliamente difundido en los trópicos y es transmitido por los saltamontes Peregrinus spp.
Se producen típicas bandas cloróticas que corren de la base a la punta
de las hojas nuevas. Existen otras enfermedades virósicas que no están
ampliamente difundidas y parecen estar limitadas a las Américas; estas
son la enfermedad del enanismo arbustivo, el virus de enanismo y
clorosis, el virus del moteado y clorosis, el virus de la necrosis
letal, el virus I del mosaico y el virus de bandas finas del maíz (De
León, 1984). El virus del mosaico clorótico del maíz es transmitido por
trips (Jiang et al., 1992). Existe resistencia genética para
varias de las enfermedades virósicas, la que es controlada por unos
pocos genes importantes, por lo general uno o dos, por ejemplo para el
virus del mosaico enano, el virus del mosaico y el virus del mosaico en
bandas del maíz (Renfro, 1985).
STRIGA
La striga o maleza de la bruja, Striga asiatica y S. hermonthica, son dos malezas parásitas que infectan el cultivo del maíz en África y Asia (Hassam, Ransom y Ojiem, 1995). La striga
se adhiere a las raíces de la planta de maíz inmediatamente después de
su germina-ción, tomando de ella agua y nutrimentos. Posteriormente, el
parásito ejerce un potente efecto fitotóxico sobre la planta de maíz
causando una reducción tal del rendimiento que va mas allá de la
competencia que se podría esperar por la sola absorción de agua y
nutrimentos (Ransom, Eplee y Palmer, 1990). La Striga es una
enfermedad del maíz cultivado en ambientes pobres y ocurre en
condiciones de baja fertilidad y escasa humedad. La mejora de la
fertilidad del suelo, la incorporación de los restos del cultivo y de
materia orgánica y el arrancado a mano de las plantas de Striga
controlan esta maleza (Odhiambo y Ransom, 1995). Kim (1994) informó que
hay evidencia de herencia cuantitativa con control poligénico para
tolerancia a Striga hermonthica. La selec-ción de genotipos de maíz para resistencia/tolerancia a Striga y la posibilidad de desarrollar germoplasmas tolerantes están siendo investigadas (Kim y Adetimirun, 1995).
BIBLIOGRAFIA:
http://www.fao.org/docrep/003/x7650s/x7650s10.htm
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